La pandemia del COVID-19 ha causado un impacto negativo en la economía mundial en general, y en la de Panamá en particular, con afectaciones importantes a sectores económicos y sociales, que han mermado su capacidad productiva y generado un nivel de desempleo de grandes magnitudes.
La gestión municipal no escapa a esta nueva realidad y los municipios experimentan bajas recaudaciones que afectan la ejecución de los proyectos de inversión local. En el marco de los retos presentes y futuros, se requiere de una agenda para revisar, reformular e innovar las políticas y estrategias actuales que garanticen un desarrollo local sostenible.
Este tema ha estado presente en los debates nacionales que cuestionan el poco avance del proceso de descentralización municipal en temas como eficiencia, subsidiariedad, equidad, poca participación ciudadana, la poca claridad de roles y competencias, falta de un marco jurídico adecuado, falta de recursos, poca autonomía, falta de transparencia en el manejo de los recursos, fomento de inversiones improductivas, así como la poca incorporación del sector privado a ciertas áreas de la gestión. Ante este panorama, urge una revisión integral de este modelo, incorporando nuevas formas de financiamiento. Tenemos que pensar en una descentralización que responda a los nuevos retos del siglo XXI.